pronto, detenerlo.... es un deseo que siempre ha estado a la orden del día, pero más aun en este tiempo en que vivimos contrarreloj, somos esclavos de unos dígitos y nunca 24 horas nos parecen suficiente.
Bajo esta premisa
Mitch Albom nos presenta a Víctor,
Sara y Dor.
Víctor, un hombre de poder y en una buena situación
económica al que el diagnóstico de un tumor incurable le hace no solo desear,
si no encontrar la solución para parar su reloj y convertirse en eterno.
Sara, una adolescente que no encuentra su lugar y que padece
mal de amores, que desea adelantar el reloj hasta el momento de encontrarse a
si misma y olvidar todo lo que arrastra.
Y Dor, el Padre Tiempo, el descubridor de la medida en que
pasa la vida y al que se le concede el poder-maldición de controlar el paso de
las horas.
Tres personajes difíciles de encontrarse con una lógica
(dentro de la fantasía que envuelve de soslayo a la historia), y que sin
embargo consiguen crear lo que para mi es un cuento que te atrapa encajando en
el camino conforme avanzan las páginas.
Mitch Albom ha equilibrado la parte fantástica y la realista
de forma que encajen sin que haya entremedias grieta. La primera, recreada en
Dor, en la historia de su vida en una época primera, lejana, casi en otro
mundo, desde su nacimiento, pasando por el día en que, ignorándolo, se
convierte en el inventor de la medida del tiempo, hasta el momento en el que su
deseo de hacerse dueño de él, de detenerlo (siempre con una buen motivo, ya que
Dor es la bondad personificada) le ata para siempre a estar recluido dentro de su eternidad.
La parte real, cotidiana, la que podría ser la historia de
cualquiera de nosotros, plasmada en Sara o Víctor. Problemas que afectan a
cualquier ser humano de nuestros tiempos: la salud, el amor, la
desconfianza....
Dor deberá encontrar el vínculo que ata no sólo a los otros
dos personajes, si no además el motivo por el que ellos serán su salvación.
Personalmente no me atraen los libros que se alejan de las
historias reales, la fantasía... Sin embargo "El guardián del tiempo"
me duró día y medio.
La mezcla (buena mezcla) de lo real e irreal consiguió
engancharme y querer saber cual sería el final del trío de personajes, el
porque alguien se decidió a darle personalidad a "El tiempo" hasta
convertirlo en un personaje de carne y hueso.
Mitch Albom nos habla del tiempo, del valor que no le damos,
de como damos por hecho que el tiempo está ahí, que pasa un segundo y otro, y
otro más y así será eternamente. Unas veces simplemente lo derrochamos sin ser
conscientes de su valor, otras queremos que pase tan rápido que no vemos lo que
se queda entre sus pliegues. Sólo cuando la vida nos pone delante algo fuera de
lo normal, ya sea positivo o negativo, le damos la importancia que tiene, lo
vemos de frente, su consistencia, lo saboreamos, lo odiamos o lo anhelamos.
Leer "El guardián del tiempo" te lleva a un examen
de conciencia.
FRAGMENTOS DESTACADOS.
"Nunca es demasiado tarde o demasiado pronto. Es cuando
tiene que ser".
"Había muerto en soledad, sobre una manta, en el
altiplano. ¿Y si hubiera pertenecido a aquella generación? ¿No habría
sobrevivido muchos años? Se preguntó si era justo que morir dependiese hasta
aquel punto de cuándo se nacía".
""Cuando más solos estamos es cuando nos aferramos
a la soledad ajena".
"-¿Ya lo entiendes? - preguntó- Cuando el tiempo es
infinito, nada es especial. Sin pérdidas ni sacrificios no podemos valorar lo
que tenemos".
"Al hombre de hoy en día no le satisface nada de lo que
hace para ser eficiente y aprovechar las horas - Dijo Dor-. Solo le sirve para
ansiar más cosas. El hombre quiere ser dueño de su existencia, pero el tiempo
no tiene dueño".
"No somos conscientes del sonido del mundo, excepto,
claro está, si se detiene y después, al reanudarse, suena igual que una
orquesta".