Hay libros que lees una vez, te impactan, te encogen el corazón, te revuelven las tripas e incluso te quedan marcados, pero que si vuelves a leer después de mucho tiempo y de muchas historias, te saben a poco, te parecen suaves aunque no por eso te dejan de marcar…
Este es el caso de lo que me ha ocurrido con “Un saco de canicas”. Lo leí hará aproximadamente 15 años y recuerdo que me emocionó tanto y me pareció tan sorprendente lo que contaba que hasta el día de hoy he conservado su esencia aun sin llegar a recordar exactamente lo que ocurría, solo recordaba cómo me gustó, como me hizo sentir.
Después de estos 15 años, y de que de vez en cuando acudiera su titulo a mi mente, me tope con él de repente, sin aviso, en una librería, y por supuesto como todo gran libro que yo aprecie, no pude evitar comprármelo para que forme parte de mi biblioteca de pequeños tesoros.
Pues bien, lo he vuelto a leer, y me ha sorprendido descubrir como cambia la forma de sentir, como algo que antes te parecía terrorífico (adelanto que es de nuevo un libro sobre judíos) o cuando menos te daba una punzada ahora es simplemente una historia más e incluso dulce. Todo esto es el resultado, lo tengo muy claro, de que durante esos 15 años, han pasado por mis ojos historias tan crueles, desgarradoras y hasta rozar lo vomitivo, que hoy por hoy “Un saco de canicas” es una historia tierna, dulce y sobretodo esperanzadora. Por eso esta historia es especial y diferente.
El autor es Joseph Joffo, el protagonista junto con su hermano de esta historia real.
Los Joffo son una familia judía que vivía en Paris durante la Segunda Guerra Mundial, que se vio obligada a separarse para tener alguna opción de sobrevivir. Joseph y Maurice se ven obligados a huir del lado de sus padres para reunirse con sus dos hermanos mayores, por lo que tienen que aprender a sobrevivir solos, a buscar ayuda sin fiarse de nadie, a usar la picardía cuando sea necesaria y sobretodo a no perder la esperanza.
Los Joffo son una familia judía que vivía en Paris durante la Segunda Guerra Mundial, que se vio obligada a separarse para tener alguna opción de sobrevivir. Joseph y Maurice se ven obligados a huir del lado de sus padres para reunirse con sus dos hermanos mayores, por lo que tienen que aprender a sobrevivir solos, a buscar ayuda sin fiarse de nadie, a usar la picardía cuando sea necesaria y sobretodo a no perder la esperanza.
El libro es muy simple, muy sencillo, trata solo de cómo se las apañan los dos chicos para lograr llegar junto a sus hermanos y reunirse con su familia sin que los nazis los descubran, pero esta simpleza transmitiendo sobretodo la inocencia de un niño de 10 años que hace sentir de una manera tan perfecta el sentimiento de surrealismo al no entender lo que está pasando, el no comprender porque el tener una estrella amarilla en su chaqueta le hace ser diferente, el tener que luchar por no mirar la ventana desde donde su padre le despide con una falsa sonrisa porque este así se lo ha ordenado, y que sobretodo el reflejar la ilusión y las esperanzas que solo un niño puede conseguir tener incluso en los momentos más oscuros es lo que hace que este libro sea una joya dulce y tierna.
Personalmente si tuviera que quedarme con un sentimiento que describiera este libro seria la testarudez y orgullo con la que Joseph lucha dentro de sí mismo psicológicamente contra los nazis, como sus ganas de vivir y sus ganas de salir victorioso le impulsan para delante, como en este caso se hace realidad aquello de que si te crees y deseas algo con todas sus fuerzas se hace realidad. Como pequeña muestra de esto os dejo lo que según el propio Joseph debió pensar una de las muchas personas que les ayudó sin motivo para hacerlo: “Esos dos sí que se agarran a la vida con furia, y se merecen que no se la quiten, voy a echarles una mano”.
PD: Buscando información para esta reseña he encontrado lo siguiente http://webteca.blogspot.com/2008/08/un-saco-de-canicas.html
No puedo hacer entender la pequeña ilusión, tonta tal vez, que me ha hecho. En abril yo iré a parís….. “Un saco de canicas” en la maleta, tal vez algún Joffo siga estando por ahí…..
1 comentario:
Hola Noelia,
La peluquería estaba junto a la estación de Saint Lazare. Seguro que encuentras a Joffo.
Un saludo
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