Un colegio de señoritas en pleno centro de los Picos de
Europa, donde se da una educación victoriana
de élite, que contrasta con los
modales y saberes populares de la zona asturiana, es el marco donde se encierra
“La Santa”. Una serie de desapariciones entre las alumnas comienza a levantar
un extraño ambiente en el internado, donde la aparición de la nueva profesores,
Esther, será el punto clave para empezar a descubrir quien es cada personaje
dentro de los hechos que están ocurriendo.
“La Santa” es un relato que, ambientado en un remoto paraje
de los Picos de Europa, te imbuye en las creencias de espíritus, historias
populares y miedos de otras épocas, donde nada es lo que parece y la duda sobre
el pasado de los personajes y los
misterios que encierran las leyendas te acompañan durante toda la lectura.
El ambiente frío, en el cruel y duro invierno de los pueblos
más cerrados de montaña, donde el sol no aparece y el blanco de la nieve sirve
para enterrar secretos, hace que la narración se haga viva y colabora para que
ese “noseque” que no te crees pero que esté ahí se haga más presente mientras
vas descubriendo si el argumento que tienes ante ti es realmente cosa de brujas
o si es la necesidad de creer para ocultar la realidad de los actos humanos el
porque de los sucesos.
Dentro de la categoría de terror psicológico pero con aire
victoriano en un entorno popular español que personalmente me ha descuadrado
(no acabo de ver que una buena integración de los tres elementos: terror
psicológico, estilo inglés, escenario de pueblo asturiano profundo y cerrado),
“La Santa” mueve al lector en las líneas generales del suspense, tensión y
miedo y dejando leer entrelineas pero de una forma muy inteligente el sexo,
amor y drama. Son estos últimos tres elementos los que me han parecido más
llamativos, ya que , no siendo el argumento ni el tema de la historia, Mado Martínez,
consigue con unas escenas impactantes, duras y realistas que quede en el poso
de su lectura y en las decisiones que tomarán los protagonistas. (Un ejemplo es
la brutal escena en la iglesia entre Isabel y el profesor).
La excelente ambientación creada por la blancura gris de la
nieve en el exterior y el cálido frío aislado en el interior del colegio
envuelve la trama apoyados por unos personajes dispares que nunca dejan
entrever realmente lo que son. Se mantiene así el hilo de suspense, angustioso
en muchos casos, de no saber que ni a quien se tiene delante.
Con una narrativa elegante y una trama que se mantiene sin
dejar cabos sueltos “La Santa” consigue mantener la tensión durante sus
capítulos, que al ser breves hacen que la lectura sea ágil y voraz completando
así el ritmo frenético de la historia que parece acelerarse conforme se acerca
el final.
Sin duda "La Santa" es un libro para empezar a
leer sin pretensiones, en las tardes frías de invierno, y dejarse atrapar poco
a poco, si lo que se quiere es una lectura fácil pero buena, entretenida y
cargada de misterio.
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